Lance Amstrong

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Y 21 días después, Lance está de regreso. Al terminar ayer domingo una edición más del casi centenario Tour de France, después de 3 mil kilómetros de recorrido en bicicleta por toda la geografía francesa y de darle a esa competencia un atractivo especial con su regreso a tres años de su retiro, el ciclista estadounidense más famoso en el mundo logró figurar en el tercer lugar en el podio. No en el primero, como pretendía, y como quizá llegue a hacerlo más adelante, pero sí entre la élite del ciclismo mundial.

Era difícil que en esta ocasión pudiera vencer al favorito del Tour de France, Alberto Contador, 11 años más joven que Lance Amstrong, pero la determinación, rabia y fuerza que le caracterizan lo llevaron a mantenerse en el podio, en el tercer lugar, tras la extenuante competencia que concluyó ayer en París.

Amstrong, nacido en Austin, Texas en 1971, creció enamorado de las competencias ciclistas al grado que a los veinte años tenía ya en sus manos el campeonato nacional estadounidense. En 1992, participó como miembro de la delegación de su país en los Juegos Olímpicos de Barcelona, pero fue sólo hasta el año siguiente, cuando entró al terreno de los profesionales al conquistar el campeonato del mundo.

En la gloria del ciclismo, sin embargo, Amstrong enfrentó a sus apenas 25 años, en 1995, una noticia terrible: los médicos le diagnosticaron cáncer de testículo y éste se había expandido ya a los pulmones y al cerebro.

Sólo un agresivo tratamiento de quimioterapia, junto con su activa participación en conocer su enfermedad aunada a su determinación de enfrentarla, lograron que remontara el cáncer y que volviera a competir para llevarse un Tour de Francia tras otro, hasta alcanzar su séptimo premio en 2006.

Hoy en día, Amstrong es tan popular que tiene un millón 200 mil seguidores en su página de Twitter y su nombre es conocido mucho más allá del mundo del ciclismo. También es un luchador incansable contra el cáncer mediante su fundación Livestrong que hace unos años popularizó las pulseras amarillas que veíamos por todas partes y esa causa lo trajo regresa a las pistas, para conseguir nuevos apoyos y ayudar a los enfermos de cáncer.

Su batalla contra el cáncer y su gloria deportiva, conjuntaron en este ciclista la oportunidad de convertirse en uno de los principales defensores de las personas que padecen cáncer y lo convirtieron en una figura mundial.

Su vida es suficientemente inspiradora para esos días negros en que uno requiere de un empujón para iniciar la semana. Si en algún momento flaquea el ánimo, sólo basta con voltear a su historia para seguir adelante con determinación, como lo hace este ciclista.

Con esto termino por esta ocasión, me despido con un saludo al auditorio de Antena Radio y nos escuchamos la próxima semana.

lunes 6 de julio de 2009, por Héctor Zamarrón

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