Delanoé y Wowereit, dos alcaldes fuera de lo común

En una imagen de Life de 2005, Wowereit y Delanoë
Hoy en realidad son dos personajes, ambos alcaldes de ciudades europeas, tan grandes o casi como la nuestra. El de París, Bertrand Delanoe, y el de Berlín, Klaus Wowereit y cuyas coincidencias llaman la atención.

Ambos gobiernan desde 2001, comparten el militar en la izquierda, una edad parecida, Wowereit dos años menor, sus gobiernos los han hecho políticos conocidos, los dos son homosexuales y lo han admitido públicamente, además, ambos acaban de reelegirse para seis años más en el cargo.

El primero es Delanoé, quien todo el tiempo tiene a los habitantes de París discutiendo sus políticas. De entrada, fue el primer político de izquierda en llegar a la alcaldía, tradicionalmente gobernada por la derecha.

Su fama nació con la creación de una playa artificial en la ribera del Sena en 2002, tres kilómetros de arena de mar y pasto que cerraron el paso a los vehículos y en donde se ofrecen actividades deportivas y culturales para quienes no podían salir de vacaciones en verano. Si bien enfrentó el rechazo de los automovilistas que vieron alterada su ruta, pronto la playa cobró tal popularidad que hoy la idea es imitada en Roma, Berlín, y hasta en la ciudad de México.

Delanoé se asumió públicamente como homosexual poco antes de ganar el gobierno y en 2002 sufrió un intento de asesinato por parte de un individuo que confesó haberlo atacado por esa razón. Un crimen de odio cometido durante la Noche Blanca (Nuite Blanche), otra de las ideas puestas en práctica por Delanoé y su equipo: consiste en recibir la primavera con decenas y hasta cientos de actividades artísticas en diferentes escenarios del centro de la ciduad , al tiempo que se mantienen abiertos museos y restaurantes, además de facilitar el transporte público. Otra medida que ha sido copiada también por el DF.

En vivienda compró terrenos en zonas residenciales del centro de París para ponerlas al alcance de personas de bajos ingresos, en una suerte de ingeniería social que pretende mantener el equilibrio en los vecindarios y evitar que se vuelvan excesivamente lujosos y exclusivos. De inmediato, las clases altas lo acusaron de populista y de buscar apoyo electoral. Críticas que él refutó con el argumento que trata de contrarrestar una tendencia que lleva a los pobres a abandonar la ciudad, especialmente a los jóvenes.

Delanoé consiguió reelegirse y ha logrado recuperar espacios públicos para los peatones y aumentar la calidad de vida de los parisinos a partir de reducir la contaminación y el tráfico vehicular, al fomentar el transporte público y aumentar las áreas peatonales. Hace un mes instaló estaciones de bicicletas por todo el centro de París que hoy son la sensación de Europa.

No es que todo hay sido sencillo, uno de sus fracasos más sonados fue perder la candidatura de París para realizar los juegos olímpicos en 2012 y los disturbios que asolaron la ciudad el año pasado (2006).

El otro personaje de esta semana es Klaus Wowerit, quien llegó en 2001 al gobierno de Berlín. Poco después de ser nombrado candidato de la socialdemocracia, Wowerit habló ante la prensa en una reunión de su partido en la que dijo “Soy gay y serlo está bien”. Convocó a la prensa, contestó sus preguntas y después les pidió no volver a tocar el tema.

Al igual que su colega francés, Wowereit ha llamado bastante la atención de los medios. La revista Time le dedicó una portada como The Glamorous gay.

Como él dice: “Berlin es una metrópoli joven, viva, con vitalida urbana, que atrae jóvenes creativos de todo el mundo. “Berlin gives wings to the imagination.” 

Wowereit recibió el gobierno en malas condiciones económicas y ante esa situación optó por fomentar la cultura, el Love Parade, las noches de ópera, el arribo de intelectuales y artistas, al grado que de que en un año logró aumentar el turismo en 20 por ciento, y atrajo más visitantes que cualquier otra ciudad europea, excepto Londres y París.
Así que ambos alcaldes comparten la originalidad y la creatividad frente a los problemas urbanos, sus ideas son copiadas en el mundo, los dos lograron ser reelectos y quizá después los veamos al frente de sus países.
No en balde en otras capitales han empezado a acariciar ideas similares.

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