Josep Guardiola





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Antes de entrar al estadio Zayed Sports City de Abu Dhabi, el entrenador del Barcelona , Josep Guardiola, mejor conocido como Pep Guardiola, les dijo a sus jugadores: "Si pierden, seguirán siendo los mejores del mundo, pero, si ganan, se convertirán en inmortales".
Era sólo el último escalón que les faltaba subir a los jugadores del Barsa para, en efecto, convertirse en legendarios, y quizá más aún, a su entrenador, un hombre que lleva 25 años dedicado a esa casa, primero como jugador y después como entrenador, la casa de los azulgranas, de los culés, en la que ahora grabó su nombre para la historia.
Nacido en 1971 en la provincia de Barcelona, España, hace 38 años, Josep Guardiola Sala dirige sin duda el mejor equipo del mundo. Y lo hace después de haber escalado todas las posiciones posibles desde el primer día en que a sus 13 años de edad entró por primera vez al club para recoger pelotas en los juegos, hasta que le vió a lo largo de los años convertirse en un capitán exitoso, que acumuló 16 títulos antes de retirarse.
Este sábado, su equipo, estimulado por esas palabras ganó la copa del mundial de clubes ante el Estudiantes de la Plata, en ese estadio de los Emiratos Árabes que vio consolidarse a un mito.
De hecho, este 2009 ha sido un año casi perfecto para Guardiola, desde aquella desastrosa crisis que llevó al Barcelona a darle la dirección del equipo, viniendo desde la tercera división, hasta la primera, para relevar a Frank Rikjaard en mayo de 2008.
Guardiola proviene de una familia humilde de un pueblo pequeño, Santpedor, es un hombre estable en sus pasiones, al club de futbol le ha dedicado 25 años, y a su mujer Cristina Serra, 18 años, desde que la conoció en la tienda de sus padres. De ella, precisamente, adquirió su gusto por la ropa de buen corte y moderna. Por eso, cuando los jugadores lo levantaron en brazos tras el triunfo en Abu Dabhi se le vio volando en el aire enfundado en un elegante traje gris de tres piezas, pero con la felicidad marcada en la cara.
Padre de tres hijos, el Pep Guardiola que volvió mítico al número cuatro que llevó como jugador en el Barca de Johan Cruyf, tiene un personalidad insólita para un futbolista.  Disciplinado, estudioso, enfocado al triunfo, perfeccionista. Juan Villoro, por ejemplo, asegura que Guardiola descansa del futbol viendo más futbol y que posee una disciplina propia del ejército prusiano o de una fábrica de relojes suiza.
            Otros escritores como Manuel Vázquez Montalbán, Diego Cuadra y Martín Caparrós también se han sentido atraídos por Guadiola, un hombre que habla hasta por los codos, con grandes gestos y que logró llevar al Barcelona a lograr lo que ningún otro equipo antes: ganar en una sola temporada los seis títulos disputados.
            La clave fue sin duda ese sentido de unidad y equipo que le contagió a todas las figuras del Barcelona, lo mismo a Messi que a Xavi, a Iniesta que a Henry, a Pujol y  al mismo Márquez.
Y por eso el sábado, tras los 90 minutos disputados en el Zayed, Guardiola terminó tirado en el césped llorando de emoción: sabía que se habían vuelto inmortales. (La espléndida foto de Guardiola en el aire es de Reuters)      

RADIOgrafías para el lunes 21 de diciembre de 2009
Por Héctor Zamarrón


 

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